viernes, 2 de octubre de 2015

APUNTES SOBRE EL TERCER TALLER Segunda parte (¡PEPOOOOOOOOOOOOO!)

Nota: esta es la segunda parte del tercer taller. La primera parte ESTÁ ACÁ. Invito a leer -- hace bien! 

TRABAJO COLECTIVO Y 
UN NIÑO LLAMADO PEPO: Luego de esta recapitulación y conversaciones más espontaneas, los facilitadores que orientan el taller propusieron una actividad mediante la cual creamos un personaje muy importante.

Ese personaje representaría las características y las necesidades principales de una niña o un niño con Síndrome de Down, de unos 12 a 13 años, es decir, en la pre-adolescencia. El grupo decidió que podía ser masculino, tener 12 años  y llamarse Pepo. El objetivo fue compartir impresiones acerca del conocimiento directo que implica la convivencia diaria con ellos/as, y por supuesto la reflexión y los aprendizajes que surgen de ahí.

Dibujamos a Pepo en un pliego grande de papel en el suelo y luego conversamos acerca de sus características o atributos.

CÓMO ES PEPO: Al dibujarlo, inmediatamente comenzamos a hablar de Pepo y sus características físicas. Sus ojos, ¿por qué son como ojos orientales? ¿Qué los hace así? Acordamos que no es que los ojos sean “ladeados” o “rasgados”, sino que tienen un pliego en la parte interior del ojo. Comentamos que por lo general tienen las orejas más pequeñas, las manos más gorditas, el cuello más corto, la nariz mucho más chica (como si el tabique nasal fuese más blando, de goma); una mamá comentó que no obstante, no hay nada tan distinto como para hacerlo notar en un dibujo, algo que sea tan distintivo que se pueda “caricaturizar”.

De a poco, fuimos armando un listado de las características no-físicas de Pepo:
Juguetones aún / lúdicos: Todavía les gusta jugar, en parte siguen siendo niños.
Receptivos a la tecnología: Les gusta mucho la tecnología, los computadores, tablets, celulares.
Preocupados de ellos mismos/as y de su apariencia: Algunos se arreglan “mechas”, les gusta elegir su ropa, etc.
Espacio propio: Buscan espacios para su tiempo de ocio y para hacer sus cosas.
Gusto por la autonomía: Una necesidad cada vez mayor de tener autonomía de la familia; quieren separarse de la “mamá” y hacer más cosas solos/as.
Transición: Están en transición definitivamente entre la niñez y la adolescencia.
Comprensión de reglas sociales y más perceptivos: Muestran una mayor comprensión de las reglas, los significados, tienen un mejor manejo cotidiano.
También hicimos un listado de sus necesidades:
Cuidado permanente:
Aún necesitan de un cuidado permanente; desde alimentos (cocinar su comida) hasta lavado de ropa, etc.
Herramientas:
Necesitan herramientas, habilidades para ser más independiente y adaptarse al medio de acuerdo a su edad.
Ser comprendidos:
Quieren ser comprendidos y se frustran cuando no lo son.
Experimentar:
Necesitan experimentar, probar nuevas experiencias.
Ser aceptados (típico de esta edad):
Una gran necesidad de ser aceptados; comentamos que esto es típico de los niños/adolescentes de su edad.

Crear estos listados generó una rica discusión donde compartimos dudas, temores e ideas en torno al cambio que vemos en nuestros hijos/as. Alguien del grupo dijo que nuestra misión sigue siendo entregar herramientas, y que en esta etapa hay que dejarse sorprender. Otras preguntas / dudas:
 ¿Cómo lograr el habla?
“No puedo pensar en una autonomía completa…”
“¿Cuál es el camino a explorar?”
“¿Qué técnicas puedo imitar/ llevar a la casa?”

Acá Mica, psicóloga facilitadora, nos recuerda que hay que anticiparse a los temas o eventos. Enseñarles (mostrar, aproximar los eventos) y luego decirles “A la próxima lo harás tú”. Acordamos que primero uno/a predispone las cosas y luego es el momento para la autonomía. Esto es lo que se conoce y está conceptualizado, en esta etapa y en anteriores, como Autonomía progresiva.

SUJETOS DE DERECHOS:
Una participante del grupo contó cómo su hija había hecho una “pataleta” en una fiesta familiar delante de todos por celos hacia un primo más pequeño. La mamá encontró que a esta edad (12 años), ya no era aceptable y la dejó que gritara y llorará sin ayudarle. Esa mamá dijo que se había sentido como la “mamá mala”, pero cree que es importante que su hija entienda que no puede lograr las cosas mediante la manipulación y el chantaje emocional. Que para estar preparada, cada vez más para una vida independiente, debía aprender esto.
En este momento conversamos acerca de los derechos, y Daniel (que apoya el taller) comentó que al comprender el niño/a las consecuencias de sus actos, podía entender también que es un sujeto de derechos. Saberse sujeto de derechos (“sé que tengo derechos”), es complementario a la tarea de los adultos/as, que es ser garante de esos derechos, y que es parte de esa alianza fundamental en el ejercicio de los mismos: “también sé que otros (los adultos) saben que tengo derechos, y que es su responsabilidad protegerlos en caso de amenaza o vulneración”. Cuando el niño se sabe progresivamente responsable, tenemos la piedra angular para que pueda hacer valer sus derechos. Todo esto está asociado a la autonomía.

UN FUTURO LLENO DE RESPUESTAS:
Terminamos conversando cómo estas reflexiones están vinculadas a las aprehensiones (y a veces temores) acerca de su futuro. Una búsqueda de nuevas respuestas, el surgimiento de nuevas preguntas, el espacio y el valor de seguir compartiendo experiencias y aprendizajes. La doble tarea que alguien mencionó en sesiones anteriores. Así terminamos este taller, esperando volver a reunirnos e invitar a otros/as a sumarse a esta necesaria y maravillosa siembra.




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